Dicen que la Noche de San Juan es una de las más misteriosas del año. En nuestra residencia, desde luego, así ha sido. Porque no tuvimos que esperar a que las sombras se extendieran con el ocaso. De mañana, y con buena luz, celebramos nosotros el solsticio veraniego.
Al fin y al cabo, el reloj no es tan importante; lo fundamental son los deseos que se piden. Así lo demostraron nuestros residentes quiene, acompañados por el personal, realizaron una diurna Noche de San Juan en la que cada uno pidió un secreto.
Completó la jornada una sesión de cuentos y, como es habitual, en nuestra casa, un baile «agarrado». Además, al ser el Día del Residente, todos recibieron un detalle como recuerdo.